La “fake news” que casi acaba con la madre de García Márquez y las lecciones éticas que sacó el Premio Nobel

En el año 1995, el Premio Nobel colombiano García Márquez comentó algo que parecía una anécdota pero que realmente se trataba de una enorme enseñanza sobre el oficio periodístico. Sus palabras aún resuenan en los tiempos de las redes sociales, las “IA”, y las “fake news”… El 5 de mayo del 1995, durante un Taller de Ética Periodística de la “Fundación Gabo” en Cartagena (Colombia), el Nobel Gabriel García Márquez contó que una noticia muy mal redactada por unos periodistas casi acabó con la vida de su madre.

Gabriel García Márquez. Fuente: Wikipedia

Una semana atrás, el escritor había viajado a Brasil, concretamente a Río de Janeiro desde Santiago de Chile para asistir a un gran evento. En la capital chilena había cogido un catarro, por lo que aterrizó en Brasil con la garganta irritada y con fuertes dolores en los oídos. En el hotel, antes de marcharse al evento, consultó a un médico y éste le recomendó que no hablase demasiado porque corría el riesgo de perder la voz para siempre. García Márquez decidió cancelar su participación en el evento y les avisó a los organizadores de no acudiría porque estaba enfermo.

Extrañado por su ausencia, un periodista de la “Agence France-Press” quiso conocer a fondo las razones por las que el famoso escritor no había asistido al acto en cuestión. Comenzó a investigar, llegó a entrevistar al médico que ese día había examinado a García Márquez y obtuvo de él un breve diagnóstico que decía: “Gabriel sólo tiene gripe”. No obstante, poco después transmitió una noticia en la que afirmaba que el escritor tenía problemas en la garganta, a lo que le añadió, “es importante recordar que a García Márquez hace tres años le fue extirpado un tumor cancerígeno de su pulmón izquierdo”.

La noticia retumbó y llegó a varios periódicos del continente y en muchos casos se agravó, dependiendo de la imaginación que tuvieran para las tragedias los redactores. En Colombia, “El Espectador” le dedicó tres columnas completas. Fue esa la noticia que le leyeron a la madre del Nobel, doña Luisa Santiaga.

Tiene noventa años, tuvimos que darle atención médica por una noticia que no existía, dijo García Márquez en el Taller de Ética Periodística. Lo que se está imponiendo es la tendencia de que toda noticia mala hay que agravarla. Eso es una violación ética total de la información y del oficio periodístico. A su alrededor, los asistentes al taller, la mayoría jóvenes, lo observaban atónitos. De él esperaban grandes lecciones debido a su gran y exitosa trayectoria.

“En Colombia muchas violaciones éticas son por ‘chambonería’ y por falta de oficio” comentó García Márquez en el taller. Ni siquiera son conscientes. Aunque su conocimiento sobre el oficio periodístico lo había adquirido a través de un constante ejercicio del mismo, diversas e importantes reflexiones periodísticas también surgieron cuando fue víctima de alguna otra transgresión ética.

En el año 1989, un periodista ofreció a distintos medios sin su autorización el manuscrito de su novela “El general en su laberinto”. Era una copia sin corregir que Gabriel le había dejado a su hermano Eligio en Cartagena para que la leyeran algunos amigos cercanos. De ese reducido grupo liderado por Roberto Burgos Cantor y Santiago Mutis, sólo el periodista se atrevió a fotocopiar el primer capítulo del libro para posteriormente venderlo a la prensa junto con una breve crítica.

La revista “Semana” fue el primer medio de comunicación en recibir la oferta y sus directivos directamente la rechazaron, y el segundo fue “El Tiempo”. Enrique Santos Calderón, director de las Lecturas Dominicales de aquel periódico, aceptó publicar el material robado, pero antes de hacerlo llamó personalmente por teléfono a Gabriel García Márquez. El novelista le dijo que ya había comprometido ese capítulo con “El Espectador”, “El Mundo” y “El Heraldo”, así que Santos Calderón desistió de la publicación. Eso sí, publicó una reseña crítica, pues García Márquez no tenía ningún derecho sobre ella. El domingo, cuando salió la reseña, García Márquez advirtió de que todas las frases del texto, fueran entrecomilladas o no, eran de su única autoría, y que el periodista simplemente se había limitado a escribir unos pocos comentarios de enlace. Fue un plagio en toda regla que el Nobel colombiano describió como un “saqueo masivo” de episodios y conceptos de la novela sin ninguna contribución crítica ni literaria.

RAÚL ÁLVAREZ DÍAZ-GUERRA, ALBERTO DOMINGO SÁEZ, GUILLERMO GARCÍA LÓPEZ

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