Relación de los menores con las redes sociales

Poco a poco nos vamos introduciendo en el mundo de las tecnologías ya que todas las
personas hoy en día cuentan con un teléfono personal que tiene a numerosas redes sociales
y aplicaciones de comunicación como es la conocida WhatsApp.

Es importante conocer el impacto significativo que los smartphones y las redes sociales
tienen en la vida social y emocional de las personas, pero especial atención en los
menores. Las plataformas se han vuelto en una herramienta indispensable para la
socialización, hasta el punto de que si estás no existen, la persona tampoco.

Los más jóvenes han nacido con esta tecnología implantada desde los inicios de sus vidas
y poco a poco han ido creciendo con ella. Para ellos la autoestima, la necesidad de
atención y el deseo de reconocimiento social se manifiesta en sus vidas en forma de
publicación de fotos o de información personal. La tecnología puede llevar a
consecuencias negativas que derivan en el uso irresponsable o abusivo, como por ejemplo
la dificultad de relacionarse en persona.

Estas herramientas pueden llegar a limitar la vida social de los menores, llegando a afectar
su estado de ánimo, ya que su bienestar emocional puede llegar a depender de la
retroalimentación que estos reciben de las redes sociales a través de distintas
publicaciones.

Hoy en día desvincularse de estas plataformas no es tan fácil como se puede pensar ya
que existe mucha dependencia tanto de las tecnologías como de los dispositivos
tecnológicos.

Como hemos podido saber en un estudio Tamara Moreno Martín y Ana Isabel Isidro de
Pedro describe el uso extendido de WhatsApp y las Redes Sociales entre estudiantes,
mostrando que el 100% utiliza esta aplicación de comunicación, el 88,91% tiene perfiles
en redes sociales y aplicaciones instaladas en sus teléfonos,
lo que implica una conexión
constante, donde la mayoría usa estas plataformas diariamente por más de una hora, lo
que esto deriva en la limitación de las actividades y tiempo para la interacción social, cara
a cara.

La principal razón de uso de las redes sociales es estar en contacto con amigos y
mantenerse informado sobre su entorno. La comunicación en línea está a la orden del día
ya que la información nos llega al instante. La aplicación que sigue siendo popular y la mayoría de los usuarios la siguen utilizando tienen entre 150 y 300 amigos, pero no mantienen una relación real con todos cara a cara.

El 66% de los usuarios publica fotos personales, principalmente selfies, ya que salen de
manera espontanea y no cuesta nada subirlos. El feedback que el usuario recibe es en
forma de “likes”, un gesto que esta espera del resto y muchas veces su estado emocional
depende ellos.

A la hora de la publicación tanto de fotos como de información personal puede llegar a
exponer al usuario de forma negativa y peligrosa, en concreto a los menores ya que
pueden llegar a ser más vulnerables frente a gente manipuladora que quiere aprovecharse
de la situación. A la hora de afrontar un problema se ha normalizado la idea de hablar por
WhatsApp para evitar tener que pasar el mal trago cara a cara, sino que se refugian detrás
de una pantalla donde nadie les puede decir nada, lo que se prefiere la comunicación
indirecta, lo que implica la perdida de las habilidades sociales y resolución de conflictos.

En conclusión, el uso generalizado y frecuente de las Redes Sociales y WhatsApp tiene
un impacto enorme en la vida de los menores, donde la comunicación a través de la
pantalla ha reemplazado la comunicación cara a cara, lo que conduce a la disminución de
habilidades sociales y comunicación, así como de otras muchas actividades que no
impliquen tecnologías como el estudio de las materias impartidas en las escuelas.

Muchas veces, los menores pueden confundir lo que se publica en las redes sociales con
lo que es la realidad, porque muchas veces no coincide con lo que las personas comparten,
tan solo buscan el reconocimiento social de las personas a través de unos pocos likes.

Creemos que es importante proteger a los hijos de la tecnología, en sentido negativo. Los
padres deben establecer límites de uso de las redes sociales, educar sobre su uso
responsable para mantener una comunicación abierta y que no pierdan las habilidades
sociales,
ya que en el futuro les va a tocar enfrentarse a muchas situaciones, que la
tecnología no va a poder hacer por ellos, informarles sobre los peligros de la red, fomentar
las actividades fuera de las pantallas, así como buscar apoyo profesional si es necesario.

Álvaro Gutiérrez Chapado, Inés Gutiérrez González, Alejandro Revilla Benito.

2 comentarios en «Relación de los menores con las redes sociales»

  1. El uso generalizado de redes sociales y WhatsApp entre los jóvenes impacta negativamente en sus habilidades sociales y en la percepción de la realidad. La dependencia de la validación social a través de «likes» puede afectar su bienestar emocional. Además, la comunicación detrás de pantallas limita las interacciones cara a cara, debilitando las habilidades sociales y la resolución de conflictos. Es esencial que los padres establezcan límites y eduquen sobre el uso responsable de estas tecnologías, promoviendo actividades fuera de las pantallas para garantizar un desarrollo equilibrado.

  2. La aparición masiva de las redes sociales y aplicaciones de mensajería en nuestro día a día ha cambiado la forma en que interactuamos, particularmente entre los jóvenes. Constantemente expuestos a estas herramientas, se ha notado un cambio considerable en su ámbito social y emocional, presentando retos éticos y colectivos que no podemos ignorar.

    Los jóvenes de hoy, nacidos en el umbral del internet, ven en las redes sociales un elemento vital para relacionarse. No obstante, esta dependencia trae efectos adversos, como el confinamiento de la interacción social al mundo virtual, afectando su estado anímico, donde su autovaloración y la búsqueda de aprobación social suelen estar atadas al feedback de sus perfiles online.

    La investigación de Tamara Moreno Martín y Ana Isabel Isidro de Pedro demuestra la presencia continua de WhatsApp y redes sociales en la rutina estudiantil, lo que denota un vínculo incesante y un empleo rutinario, acarreando un menor tiempo en interacciones sociales directas.

    La costumbre de compartir fotos propias y obtener «likes» como un aval social representa un aspecto crucial de la interacción en estas plataformas. Tal retroalimentación, pese a ser digital, puede afectar profundamente la sensibilidad emocional de los jóvenes. Pero la revelación de datos personales y la búsqueda de aceptación los pone en riesgo de vivir experiencias adversas y peligrosas, en especial donde el engaño y la sensibilidad a la influencia externa son factibles.

    Preocupa sobremanera el declive en habilidades sociales y la gestión de conflictos, puesto que la interlocución online se ha vuelto un refugio tras un monitor. La normalización de resolver problemas mediante WhatsApp en lugar del contacto humano podría comprometer la aptitud de los más jóvenes para afrontar retos complejos y adquirir destrezas sociales cruciales.

    Para resumir, la prevalencia en el uso de redes sociales y WhatsApp por los menores ha reformado su manera de comunicarse y vincularse. Si bien este cambio potencia la conexión virtual, conlleva problemas éticos y comunitarios, incluyendo una merma en las destrezas sociales y el riesgo de una desconexión con el entorno real. Los progenitores tienen un papel determinante en imponer límites, instruir sobre el uso consciente y promover el diálogo más allá de las pantallas para asegurar un crecimiento saludable de los menores en un entorno altamente tecnológico.

    FDO: Rafael Barrios, Pedro Dureux, Alejandro García

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