¿De verdad son 440.000 las víctimas de pederastia en la Iglesia?

La Defensora del Lector de El País recoge la crítica realizada por algunos receptores sobre las cifras de abusos sexuales en la Iglesia católica. Lee el artículo de la Defensora y cuéntanos tu opinión:  https://elpais.com/defensor-a-del-lector/2023-12-03/como-dimensionar-la-pederastia-en-la-iglesia-catolica.html

9 comentarios en «¿De verdad son 440.000 las víctimas de pederastia en la Iglesia?»

  1. En este contexto podemos volver a ver como en muchas ocasiones se le da más importancia a la forma y no al contenido. El debate de la información debería estar en que una institución que comparte unos valores haya realizado actos de pederastia.

    Por mucho que no sean unos datos exactos a nuestro parecer la justificación del periódico nos parece lógica. Y es que, tal y como asegura el periodista, Iñigo Domínguez: ““Si un sondeo dice que al 20% de los españoles les gusta el color verde, eso son aproximadamente nueve millones de personas. Nadie lo discutiría. Aquí el problema es el asunto que se trata”. En este sentido creemos que se ha priorizado dar un dato impactante, pero que se entendiera por todos, aun faltando quizás algo de contexto o indicar con más detalle que no se trataba de un dato exacto.

    En conclusión, consideramos que se deberían haber previsto estas críticas y hubiera sido sencillo evitarlas con un comentario sobre la elaboración de carácter aproximado, sencillo y contextualizado de los datos expresados. Pero, a pesar de esto, consideramos que centrar el debate en este tipo de informaciones resta importancia a lo verdaderamente preocupante que es la impunidad y facilidad con la que se realizan, cada vez de forma más frecuente, los abusos sexuales a menores en nuestra sociedad
    FCO. JAVIER ÁLVAREZ, CAMINO ARANZANA Y MARIO AZCONA

  2. Como todo en la profesión, esto va de rivalidades. De todos es sabido que la Conferencia Episcopal Española es la accionista mayoritaria de algunos medios de comunicación.
    Esto quiere decir que otro medio, con tal de desprestigiar, prefiere lanzar al vuelo una información, no del todo verídica con el objetivo de manchar a un organismo del calibre de la Iglesia. Esto, evidentemente, no pasaría por la cabeza de estos medios subvencionados por esta.

    Lo primero, hay que asegurarse de que eso sea cierto, puesto que se busca más el sensacionalismo en un tema cuanto menos controvertido, y que no todos los medios tienen permiso de hablar sobre él.

    Segundo, porque cada información debe pasar por manos de los jefes y esos deben dar el beneplácito, cosa que perjudica a la profesión, como siempre. Eso sin tener en cuenta el bombo mediático que esto va a provocar por la dimensión de la información ofrecida.

    Y tercero, se deben contrastar correctamente los datos que se muestran, que igual son muchos más, o igual son menos, pero soltar al aire una cifra así, hablando de “víctimas” es una acusación enorme que seguramente traiga graves consecuencias a sus autores, porque “con la iglesia hemos topado”.

  3. “La controversia en torno a la extrapolación de datos sobre la pederastia en la Iglesia Católica, como reflejada en el artículo de la Defensora del Lector de El País, destaca una clara disyuntiva en relación con los principios éticos y deontológicos del periodismo.

    La precisión, honestidad y equilibrio informativo son pilares fundamentales que guían la labor periodística. En este contexto, la controversia sobre la extrapolación de datos suscitada por algunos lectores genera un debate sobre la aplicación de dichos principios.

    En primer lugar, la utilización de estadísticas y datos, especialmente sobre un tema tan sensible como el abuso infantil, debe realizarse con extrema cautela. El tratamiento de estas cifras requiere un alto grado de precisión y transparencia para evitar malentendidos y distorsiones en la percepción pública de la información.
    En consonancia con el respeto a la veracidad y la exactitud de la información, la extrapolación de datos debe estar respaldada por un fundamento sólido, basado en metodologías reconocidas y en la clarificación constante del contexto en el cual se aplican dichas proyecciones.
    Asimismo, el respeto a la dignidad humana y la consideración de los posibles efectos derivados de la divulgación de estimaciones delicadas sobre eventos traumáticos para las víctimas son aspectos de gran relevancia en la aplicación de códigos éticos del periodismo. La veracidad, aunque fundamental, no debe comprometer la integridad y el respeto hacia aquellos que han sufrido victimización.

    Desde un enfoque deontológico, es necesario que los medios promuevan la veracidad y la contextualización de los eventos, evitando afirmaciones o extrapolaciones controvertidas que puedan distorsionar la percepción del público. La responsabilidad en la interpretación de los datos y la claridad en la presentación de resultados son imperativos para mantener la integridad, la credibilidad y el respeto hacia la audiencia.
    Esta controversia revela una tensión entre la necesidad de informar y la responsabilidad de hacerlo de manera precisa y ética. Los códigos éticos y deontológicos del periodismo subrayan la importancia de garantizar la veracidad, el respeto y la integridad en la presentación de información, especialmente al abordar temas tan delicados como la victimización infantil.”

  4. Este artículo aborda un tema sumamente delicado: la estimación de víctimas de pederastia en la Iglesia Católica española. La controversia se genera alrededor de la validez que tiene realizar una extrapolación estadística a partir de un porcentaje de personas que han informado haber sufrido acoso sexual en el ámbito religioso.
    La noticia publicada por El País es valiosa para visibilizar un tema que perdura en nuestros tiempos, cada vez son más los casos de abusos sexuales en instituciones religiosas que salen a la luz. Sin embargo, la ética periodística también requiere un equilibrio entre la necesidad de informar y el tratamiento de esa información, para que no resulte engañosa.
    La prioridad siempre debería velar por el respeto a las víctimas, el compromiso con la verdad y la transparencia a la hora de presentar una información.
    Adriana Díez, Marcos Faura y Alba Gutiérrez

  5. Un periodista, tiene un fin claro para todos, que es el de informar. Pero no a cualquier precio, este profesional debe de publicar noticias veraces y contrastadas, sin ánimo de desprestigiar a otro medio de comunicación o en este caso a una institución como puede ser la Iglesia. La información que se publica a lo largo de este articulo deja mucho que desear, debido a que su tratamiento se basa más en un texto sensacionalista, en base a que carece de seriedad. Los cálculos establecidos para publicar esta noticia son puramente matemáticos basándose en un cálculo general según la población existente. Si hay casos de los que no se ha podido recopilar pruebas no debería de ser legitimo publicarlos. Ya que lo primero que se debe hacer es respetar la veracidad.
    Los periodistas deben de respetar el código deontológico, y deben de proporcionar una información clara y verídica, ya que si no pueden confundir a los lectores. Además de ser fundamental el respeto por las víctimas de estos abusos, quizá la publicación de estos artículos les haga recordar situaciones traumáticas que vivieron en un pasado.
    Está claro que existe la necesidad de informar pero también hay que hacerlo de la manera más correcta posible y sobre todo sin olvidarnos de los códigos deontológicos.

  6. La comisión de un delito no ha de ser comparado con la preferencia por un color o la estadística de los datos del paro. Es por ello que cuando se pretende acusar a una institución en este caso de que en su seno se cometieron delitos no deberían extrapolarse los resultados al porcentaje con respecto a la población total, sino, como se refleja en el propio informe, aportar exclusivamente las cifras de aquellos casos que hayan sido demostrados. Son varios los principios éticos quebrantados al llevar a un titular una cifra tan grave como la cuantificación de una delito que no aparece en un informe y que pretende hacerse pasar como una pieza informativa sobre el propio informe.

  7. A veces parece que prevalece más la búsqueda del «click» fácil y rápido que realmente informar de manera objetiva y contrastada, y esto es lo que da lugar al periodismo sensacionalista, un gran problema frente al cual los periodistas nos enfrentamos en la actualidad.

    Estoy totalmente de acuerdo con el párrafo de la crítica de El País que dice: “Si un sondeo dice que al 20% de los españoles les gusta el color verde, eso son aproximadamente nueve millones de personas. Nadie lo discutiría. Aquí el problema es el asunto que se trata”. La importancia reside en el tema del que se habla y el interés o incluso la influencia que este titular puede tener para el lector (sea o no sea católico), pues el asunto de los abusos sexuales es algo que se debería tratar con muchísimo cuidado.

    En este caso, la exageración de este dato, por más que el objetivo del titular fuese el de hacer más cercano o entendible esta cifra a la población, no hace más que causar daño a las propias víctimas, a los creyentes o incluso a aquellos usuarios, que han sido engañados por un periódico, que debería considerarse de alto grado de fiabilidad.
    No estaría de más una aclaración, bien sea en el subtítulo o en la entradilla del artículo publicado, para despejar dudas a los lectores, y que no se piensen que 440.000 personas han sido víctimas de abusos sexuales por parte de la Iglesia católica.

  8. La difusión de cifras erróneas o falsas sobre la pederastia por parte de la Conferencia Episcopal u cualquier otra institución es sumamente preocupante y problemática. La publicación de datos incorrectos o manipulados socava la confianza pública en las instituciones y en la información proporcionada por estas. Además, distorsiona la percepción del problema real y puede minimizar la gravedad de la situación, lo cual es especialmente peligroso cuando se trata de un tema tan delicado y sensible como los abusos sexuales a menores. Es fundamental que cualquier entidad, incluida la Conferencia Episcopal u otras organizaciones religiosas, proporcione datos precisos y transparentes sobre casos de pederastia, así como también garantice que se están tomando medidas concretas para prevenir estos abusos, proteger a los menores y hacer justicia a las víctimas. La divulgación de cifras inexactas puede crear un clima de confusión y desconfianza, dificultando la implementación de estrategias efectivas para abordar este problema. Además, puede subestimar la magnitud real de la pederastia, lo que podría conducir a una respuesta inadecuada por parte de la sociedad y las autoridades. Es esencial que las instituciones asuman la responsabilidad de proporcionar información precisa y veraz sobre la pederastia, así como se comprometan con acciones concretas para prevenir estos abusos, proteger a los menores y garantizar la rendición de cuentas de quienes cometen estos delitos atroces. La transparencia y la honestidad son fundamentales para abordar este problema de manera efectiva y proteger a los más vulnerables en la sociedad.
    Alejandro Alonso, Rodrigo Carravilla, Nicolás Delibes

  9. La pederastia en las iglesias ha constituido, desde hace varios años, un tema de debate entre los que lo afirman y los que lo niegan. Si se juntasen todos los datos a nivel mundial se podría hablar de cifras escandalosas y terroríficas, especialmente si se tiene en cuenta que quienes cometen los abusos son aquellos que dicen cumplir y defender la palabra Dios.

    No sería raro pensar que el dato es cierto, pero habría que hacer una segunda encuesta para ver las cifras concretas por las que se mueve el número de casos. El mismo Papa Francisco se pronunció sobre el tema y dijo: “La Santa Sede y la iglesia en su conjunto están trabajando para combatir y prevenir estos crímenes y su ocultamiento, a fin de determinar la verdad de los hechos que involucran a los eclesiásticos y para hacer justicia a los menores que han sufrido violencia sexual agravada por el abuso de poder y conciencia” ( https://www.youtube.com/watch?v=2ec0ZRBMwGE ).

    Los obispos españoles reconocieron que los casos de pederastia por parte de la iglesia católica son ciertos. También reconocieron que fueron 728 miembros de la iglesia los que fueron condenados por ese crimen desde 1945 hasta 2022, pero un estudio de El País entregó un informe con otros 503 entre 2021 y 2022. Los casos posteriores a los años mencionados aún se desconocen y la iglesia no se ha pronunciado al respecto todavía.

    Fdo: Marina Cabrero Duque, Marta Gamazo Rodríguez, Daniel Majerna y Daniel Mangas Diez

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