¿A quién pertenece la cuenta personal de Twitter de un periodista?

¿La empresa para la que trabaja tiene legitimidad para limitar su libertad de expresión de algún modo?, ¿El periodista puede mostrar en su cuenta personal su ideología, sus filias y fobias respecto a algunos colectivos, su querencia por un club de fútbol? Si se posiciona ¿su postura le afecta solo a él o a todo el diario? Reflexiona y participa en el debate

12 comentarios en «¿A quién pertenece la cuenta personal de Twitter de un periodista?»

  1. Nuestra argumentación parte de la idea de que cada persona necesita una cuenta personal de carácter privado para poder expresar con libertad todos sus pensamientos, y una pública ligada a su posición laboral.

    De todos modos, consideramos necesario realizar una división en cuanto al control que ejercen las empresas de las redes sociales. Para nosotros es muy diferente que una empresa exprese su voluntad de querer visionar los contenidos de tus redes sociales para poder despedir a alguien a si realiza un comentario que va en contra de los derechos humanos, algo que nosotros compartimos. Por el contrario, y de acuerdo con el abogado laborista Alex Fontelles, que una “empresa utilice la ideología, raza, orientación sexual, religión o gustos personales como motivo de despido sería un caso de discriminación” y en ese caso, no estaría justificado el control de las redes sociales.

    Como conclusión, el uso por parte de la empresa de información compartida por uno mismo de manera pública sería algo licito. En contrapartida la coacción, atribuir un despido a algo personal o establecer una censura previa en las redes sociales iría, a nuestro parecer, en contra del derecho recogido en el artículo 20 de la Constitución con respecto a la libertad de expresión de pensamientos, ideas u opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

    A pesar de que la empresa considere que la opinión de un trabajador afecta a todo el diario, es necesario recordar que, si el trabajador no incluye el nombre del medio, está publicando una opinión propia, y por lo tanto se deben respetar sus derechos como persona individual y no como alguien perteneciente a un medio. Debemos saber diferencia a la persona cuando realiza su labor de periodista con objetividad y a la persona en su ámbito privado. Ejemplificando esto, sí como un comercial que trabaja para una marca puede comprar, en su día a día por alguna razón personal, en la competencia sin que afecte a la opinión pública ni a la relevancia de la marca ya que no existe un foco que critica sus acciones privadas. Por lo tanto, si esto no ocurre en otras profesiones, ¿hemos sido nosotros a causa del miedo los propios culpables de la existencia de esta presión y control en el ámbito privado del trabajador?
    FCO. JAVIER ÁLVAREZ, CAMINO ARANZANA Y MARIO AZCONA

  2. La libertad de expresión es un pilar fundamental de una sociedad democrática, y su defensa se vuelve aún más crucial en el ámbito laboral. Si bien las empresas tienen la responsabilidad de salvaguardar su imagen y mantener un ambiente profesional, imponer restricciones excesivas a la libertad de expresión de los empleados podría conducir a un entorno laboral opresivo. Es esencial permitir que los individuos expresen sus opiniones en sus cuentas personales, reconociendo que estas no necesariamente reflejan la posición de la empresa.

    Para los periodistas, la libertad de expresión es esencial para su función de informar objetivamente y provocar el debate público. Restringir su capacidad para expresar sus ideologías personales podría socavar la diversidad de opiniones y la riqueza informativa que brindan a la sociedad. La clave radica en fomentar un diálogo respetuoso y asegurarse de que los límites impuestos no inhiban la capacidad de los profesionales de los medios para participar activamente en discusiones significativas.

    En última instancia, defender la libertad de expresión no solo protege los derechos individuales, sino que también contribuye a la vitalidad y robustez de la democracia y el periodismo, promoviendo la diversidad de ideas y perspectivas en la esfera pública.

  3. La cuestión sobre la libertad de expresión de un periodista en relación con la empresa para la que trabaja es un tema complejo que involucra consideraciones éticas y deontológicas en el ámbito periodístico.

    En primer lugar, es importante señalar que la libertad de expresión es un derecho fundamental amparado por el articulo 20 de la Constitución Española, pero también conlleva responsabilidades, especialmente en el ámbito profesional del periodismo. Los periodistas deben ser conscientes de que sus acciones en el ámbito personal pueden afectar la percepción del público sobre la imparcialidad del medio para el que trabajan.

    En el contexto de la empresa para la que trabaja el periodista, es comprensible que existan ciertos límites a la libertad de expresión. Las empresas periodísticas tienen sus propios códigos de ética y políticas editoriales que buscan mantener la imparcialidad y la objetividad en la presentación de noticias. Limitar la libertad de expresión puede ser necesario para preservar la reputación y la integridad del medio de comunicación.
    Si un periodista decide expresar abiertamente su posición en cuestiones ideológicas o mostrar preferencias personales, es esencial que lo haga de manera transparente y que separe claramente sus opiniones personales de su trabajo profesional. La falta de esta distinción puede afectar la credibilidad del periodista y, en última instancia, la del medio de comunicación.

  4. De nada sirve tener una cuenta personal y otra profesional si en una vas a informar de una cosa y en otra vas a contradecir lo que publicas para otros.

    No hay nada más natural e íntegro que mostrarse tal cual eres, en todos los aspectos, desde tus inclinaciones ideológicas, hasta lo que opinas en una charla con amigos mientras tomas unas cervezas en un bar. Y si lo quieres publicar, lo haces.

    El que te quiera, te tiene que querer así, tal como eres, sin filtros, sin escudos, sin restricciones. Tu opinión como ciudadano vale igual que la de cualquiera que se esconde en una cuenta falsa para criticarte, y en cambio el señalado eres tú, tanto por la sociedad, como, injustamente, por tus superiores.

    Bastante tenemos con recibir palos diariamente por cientos de usuarios, como para encima tener que cohibirnos y no mostrar de qué lado estamos. Está bien eso de controlar nuestros impulsos y no perder los modales, pero de ahí a cohibir nuestra libertad de expresión…

    Por desgracia, si ya sé por si los medios tiene que medir qué poner o de qué informar, imaginen eso en las cuentas de las caras visibles de estos medios. Así de injusto es, y normal que alguno tenga pensamientos de tirar de la manta de sus mandatarios para que se vea de qué pie cojean.

  5. Este es un tema complejo y cada vez más relevante en el mundo actual. La propiedad de una cuenta personal de redes sociales suele ser atribuida al individuo que la maneja, independientemente de su ocupación profesional. Sin embargo, la línea entre lo personal y lo profesional puede volverse borrosa cuando se trata de figuras públicas como periodistas, sobre todo en Twitter (ahora X).

    En muchos casos, las empresas de medios de comunicación pueden establecer pautas a sus empleados sobre el comportamiento que llevan en redes sociales, incluso en sus cuentas personales. Lo que buscan es mantener una imagen coherente con los valores y la línea ideológica del medio. Esto puede incluir limitaciones en la expresión de opiniones del periodista.

    Por ejemplo, mostrar una ideología, expresar ciertos comentarios negativos sobre algunos grupos o revelar una preferencia deportiva pueden situar al periodista en un posicionamiento en el que el medio para el que trabaja, o incluso él mismo, se vean perjudicados.

    El mismo caso sería si ese mensaje publicado, por algún casual, es contrario a la línea editorial o ideológica del medio para el que trabaja. Las acciones y opiniones de un periodista en su cuenta personal pueden repercutir en la percepción del medio, que puede verse afectado públicamente o económicamente por las palabras de su trabajador. Aunque la libertad de expresión es fundamental, también existen responsabilidades profesionales y éticas. Por esto mismo, las empresas buscan limitar lo que sus periodistas, sobre todo los que tienen una relevancia pública y un gran número de seguidores, publican en sus cuentas personales.

    Los periodistas pueden expresar sus opiniones en sus cuentas personales, pero es esencial considerar cómo esas opiniones pueden impactar su imagen profesional y la percepción del medio para el que trabajan. Teniendo en cuenta la objetividad, la transparencia y la imparcialidad, cualquier persona podría poder mostrar su opinión independientemente de para quién trabaje. Si no se ha faltado el respeto o se ha ofendido a nadie, no tendría que haber problema, y al medio para el que trabaje no le debería de afectar.

  6. La libertad de expresión es el tema que va seguido a la profesión del periodismo. Si defendemos la libertad de expresión de quienes entrevistamos o damos información ¿por qué no íbamos a tener nuestra propia cuenta y expresar nuestra opinión libremente?.

    Sin embargo, como dicen mis compañeros en el resto de comentarios, resulta casi imposible que no se relacione la ideología de la persona o sus propias opiniones con el medio de comunicación en el que trabaja, pero esto no debería importar en absoluto, pues cada persona tiene su propia opinión y es libre de expresarla siempre que quiera.
    Es obvio que todos los medios de comunicación poseen una línea editorial (más o menos marcada), pero no deben obligar a sus trabajadores a seguirla fuera de su ámbito de trabajo. Aunque quiero aclarar que los comentarios negativos o de rechazo hacia determinados colectivos o razas, no deberían tener cabida en ninguna red social, trabajes o no en un medio de comunicación.

    Si vemos mal que a una persona no se le acepte en un determinado puesto de trabajo por diferentes motivos, ¿por qué deberíamos estar de acuerdo con que una persona sea despedida por sus opiniones e ideologías?.

    Cada vez más, el departamento de recursos humanos de las empresas se encargan de investigar el perfil de sus candidatos en las redes sociales para asegurarse que no hay nada comprometedor para su empresa. ¿Por qué debemos normalizar esto? Cada uno es libre de publicar lo que crea, vaya a trabajar para un periódico o en un centro comercial. Nada ni nadie debería condicionar nuestra propia opinión, pues lo que han conseguido con estas cosas es que la sociedad se vea reprimida a subir ciertas cosas a sus perfiles por miedo a hacer peligrar su futuro laboral.

  7. La cuestión de la propiedad de la cuenta personal de Twitter de un periodista muestra la fina línea que existe entre lo privado y lo profesional. A pesar de que las empresas pueden establecer pautas, es crucial equilibrar la libertad de expresión individual con la reputación de la compañía para la que se está trabajando.

    La transparencia sobre la visión del periodista y la diferenciación clara entre contenido profesional y personal son esenciales. Aunque las opiniones personales del periodista, en teoría, son inherentes, la responsabilidad recae tanto en el periodista como en la empresa, por lo que es necesario mantener un ‘equilibrio’ ético que preserve la confianza del público y la libertad del periodista.
    Álvaro Gutiérrez Chapado, Inés Gutiérrez González, Alejandro Revilla Benito.

  8. La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales que aparecen recogidos en la Constitución Española, más concretamente en el artículo 20. Además, este derecho se reconoce como derecho humano en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por otro lado, las redes sociales suponen un gran problema en muchos ámbitos de la vida laboral, se podría decir que estas plataformas son como un añadido más a nuestro perfil de Linkedin, mucho más humano y realista.

    El uso de las redes sociales está cada vez más extendido en las sociedades occidentales, siendo estas el lugar donde se informan una gran parte de personas día a día, especialmente si hablamos de las generaciones más jóvenes. En el caso de Twitter (X) este uso informativo se acentúa aún más si cabe. Esta plataforma es usada tanto por periodistas, como por medios de comunicación, para ejercer el ejercicio de la información. Sin embargo, ¿hasta qué punto los periodistas tienen libertad para exponer su ideología en sus redes sociales?

    Una vez los periodistas entran a trabajar en cualquier medio de comunicación, estos son los representantes de dicha empresa. El periodista tiene el deber de contar con unos modales y una indumentaria acordes a la labor que están desempeñando. De la misma manera, todo aquello que publican en sus redes sociales repercute en la empresa en la que estén trabajando, debido a que el periodista es el representante directo del medio de comunicación de cara a la ciudadanía. No obstante, muchos periodistas acuden diariamente a tertulias televisivas, así como radiofónicas, donde debaten acerca de los aspectos políticos y sociales de relevancia. De esta manera, los periodistas muestran sus opiniones e ideología de la misma manera que aquellos que lo muestran en sus redes sociales. Sin embargo, los periodistas que aparecen en estas tertulias, normalmente, defienden los valores del medio de comunicación al que están adscritos, así como probablemente harán en sus redes sociales. Por lo tanto, podemos afirmar que el principal problema es la polarización política que se vive en los medios de comunicación de nuestro país, así como la poca pluralidad política que se vive en las redacciones de estos.

    Un periodista debería de poder comentar en sus perfiles en redes sociales acerca de los temas de actualidad, sin caer en ningún momento en criticar a los mismos perfiles políticos o sociales, y sin pasar por alto aquellos errores que comenten aquellas personas que son cercanas a su ideología. Cabe destacar que, en todo momento, estos comentarios deben tener unos límites en los que prevalezcan valores como el respeto y la veracidad por encima de todo. Lo que subimos a las redes sociales queda en la nube de por vida, por mucho que nosotros lo borremos, la huella digital es algo a tener en cuenta, no solo por los periodistas, sino para toda la población.

  9. Alba Calle Pérez

    Una noticia la firma el profesional de la comunicación que lo ha hecho pero en las redes sociales podemos ver el nombre del periodista en el perfil pero luego podemos llegar a pensar que no es él el que lleva la cuenta por cosas que no le pegan por su personalidad ya conocida,
    Tener Instagram no es lo mismo que tener Twitter o Tim Tok y es posible que muchas cuentas de periodistas famosos sean llevadas por otras personas que las administran para generar contenido que le guste a la gente o que le de más fama.
    Obviamente como usuarios no lo vamos a saber pero debemos pensar en que el perfil de las redes sociales puede generar dinero así que en muchos casos los famosos tienen un equipo de personas trabajando para que sus cuentas atraigan más al público y personajes como puede ser Risto Mejide que es alguien conocido en televisión al haber trabajado de presentador o jurado.
    Un cantante o un actor puede tener a este equipo que se encarga de sus redes sociales pero un periodista si no es muy conocido creo que no tendrá algo así porque no tiene dinero para pagarlos y encima estoy segura de que le gustará escribir su contenido. Sin embargo, si es alguien que es conocido por el público puede que quiera apartarse de manejar sus redes sociales para tener algo de calma y puede dejar esta tarea a profesionales de su confianza que hagan que parezca que es él el que está detrás de la cuenta.
    En estos días es casi imposible saber qué ocurre detrás del móvil de cada persona si es esa persona el que pone lo que vemos en las plataformas pero es evidente que en el caso de que sea otra persona la que tiene esta función estará sujeta a normas y a las ideas de aquel al que sustituye porque esta haciendo uso de su nombre.
    Errores:
    El portfolio lo subimos dentro del tiempo establecido pero hemos tenido problemas para subir algunas entradas y comentarios por culpa de que la página del blog nos daba muchos días error al entrar y no hemos podido solucionarlo hasta tiempo después.

  10. Un periodista tiene derecho de tener su propia cuenta en Twitter y comentar lo que le plazca. Si es cierto que debería tener cuidado, ya que existe un límite. Y es que cuando sobrepasas los derechos de otros, o realizas comentarios hirientes respecto a algún colectivo, el problema no es que afecte a su puesto de trabajo o el medio en el que trabaja. El problema ya es de la persona por no ser capaz de tener modales, valores y respetar.

    En cuanto a la persona es obvio que tiene derecho a tener una vida fuera de la redacción y trabajo, poder publicar lo que quiera. Sin embargo, si es cierto que cualquier comentario denigrante que realice un trabajador de una redacción afectara al medio.

    Es un debate de doble filo en el que cualquiera de las partes tendrá razón, pero que la solución es el respeto y tolerancia. No es necesario hacer uso de las redes sociales como forma de cargar comentarios denigrantes a nadie, si desea mostrar su ideología o su equipo de fútbol preferido debería ser problema del periodista únicamente, siempre y cuando aborde el tema con respeto.

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