Artículo académico de revista especializada: “De vasijas vacías a vientres de alquiler”

Ana de Miguel Álvarez escribió un artículo que trata sobre el patriarcado y su evolución con el paso de los años. La idea principal de este es que en el pasado las mujeres eran vistas como meras “vasijas vacías” las cuales estaban a disposición de los hombres para satisfacer sus necesidades sexuales y para el ámbito de la reproducción. En cambio, en la actualidad, este papel ha cambiado. Ahora la mujer es vista, en algunos casos, como un “vientre de alquiler”. Una opción para que los hombres puedan ser padres sin necesidad de contar con una mujer, con una madre legal. Un elemento más que utiliza el patriarcado moderno.

Además también se puede apreciar toda la historia de la evolución de la visión patriarcal sobre la mujer para llegar de un extremo (“vasijas vacías”) a el otro (“vientres de alquiler”).

Para empezar se tratan uno de los temas más polémicos en los últimos años: el aborto. A lo largo de la historia, este se ha utilizado como una medida de control hacia las mujeres. Limita su capacidad de decisión en base a la reproducción y hace que se las conciba como simples instrumentos de satisfacción sexual. El aborto es un instrumento fundamental para que las mujeres tengan plena libertad en las decisiones de su vida.

La prohibición del aborto muestra el control que quieren ejercer los hombres sobre la capacidad reproductiva de las mujeres. En la gestación subrogada las mujeres solamente son vistas como un simple aparato reproductor. Esto plantea cómo el machismo oprime generando una mayor desigualdad entre géneros en aspectos que podemos observar cómo el patriarcado, el control de los hombres sobre el árbol genealógico y el poder de los padres sobre el de las madres.

En los últimos siglos se ha considerado a la mujer como una moneda de cambio entre los hombres. Antiguamente, antes del inicio de las reglas sociales, el incesto era un acto que solían realizar los padres con sus propias hijas. Con la prohibición del incesto se favoreció un mayor intercambio entre diferentes grupos sociales. En otras palabras, la mujer era un bien material antes que una persona con derechos.

La mujer era concebida de varias maneras distintas, desde objetos valiosos hasta vasijas desechables. La denigración de la mujer está directamente relacionada con el origen de la propiedad privada con lo que estaban obligadas al matrimonio monogámico para confinarlas al ámbito del hogar y asegurar su descendencia. Esta visión de inferioridad sobre la mujer se trató de ocultar vendiendo que ambos sexos cumplen diferentes roles. 

Históricamente el ser humano, en especial el hombre, se ha caracterizado por destruir vidas en vez de crearlas, debido a su carácter conflictivo.  Esto ha provocado que el patriarcado se apodere de la capacidad de las mujeres de crear vida y estas hayan visto como quedan reducidas a simples amas de casa y ser tachadas de “inútiles” en el resto de ámbitos.

La palabra de la mujer siempre se ha visto como algo que no tiene valor, sobre todo en temas de concepción de hijos. Las decisiones tomadas por parte de la mujer en situaciones de aborto siempre eran condenadas, consideradas como asesinas y repudiadas por toda la sociedad. Mientras que, de forma similar, a los hombres se les alababa.

A lo largo de la historia siempre ha prevalecido el apellido del hombre antes que el de la mujer. Aunque ahora sean otros tiempos, las mujeres prefieren que sus hijos no tengan su apellido primero debido a la opresión que ejerce el patriarcado. Las mujeres hoy en día son coaccionadas respecto a su propio consentimiento, esto ocurre de manera sutil y por eso es un problema que se perpetúa a lo largo del tiempo.

La nueva tecnología reproductiva nos plantea nuevos dilemas morales. La posibilidad de poder almacenar miles de vidas en contenedores genera dudas sobre su duración y sobre los procedimientos éticos que les corresponde. Por tanto, se cuestiona mucho el por qué las mujeres están más restringidas a tomar decisiones sobre sus propios fetos que los científicos a dictar el futuro de cientos de embriones congelados.

En otras naciones el patriarcado está sufriendo una transformación en relación a la libertad de elección de las mujeres. Se critica de forma contundente la concepción del cuerpo de la mujer como mercancía que cataloga la prostitución y los vientres de alquiler como elección libre. El derecho a abortar no es sinónimo de que tenga que haber una expansión del mercado de embriones humanos. Por lo tanto, en relación al aborto visto al inicio del texto, vemos como las mujeres cada vez poseen un mayor control que está cambiando las dinámicas de poder con el patriarcado. Como respuesta los hombres han empezado a utilizar el fenómeno de los vientres de alquiler como forma para mantener su dominio.

El caso de Ana Obregón

Más recientemente hemos visto cómo también son las propias mujeres las que llegan a utilizar estos vientres de alquiler. Ana Obregón encarna este suceso y lo lleva a la escena mediática como nadie con el caso de su “nieta”. El cual se trata de una niña dada a luz por un vientre de alquiler mediante una muestra de esperma de su hijo fallecido Aless Lequio. Según la actriz y presentadora, es fruto de la última voluntad de su hijo. 

Tras su visita en el programa “Col.lapse” en TV3 y entrevistada por Ricard Ustrell. Obregón opinó y ratificó su postura acerca de la polémica surgida alrededor de la decisión de alquilar un vientre y no decantarse por la adopción, lo que descartó completamente al afirmar que una adopción “no es tu sangre”.

Ana, aboga por que el derecho a tener un hijo debería de ser un derecho fundamental. El presentador le recordó que no se considera así y que el derecho a una vivienda digna o a un trabajo decente si lo son.

La ya abuela de la niña insiste en que la decisión tomada no fue para nada un capricho. Sino que se debe a la característica de que la pequeña mantenga su linaje y tenga su sangre. Algo fundamental para poder cumplir la voluntad de Aless. El mismo se encargó de dejar por escrito que deseaba ser padre, para ello daba derecho a extraerle una muestra de esperma que sería empleado para traerla al mundo. 

Ana Obregón echa balones fuera y afirma que “tener un hijo es lo más maravilloso del mundo” y no se debería de ver como un problema.

Situación actual

La noticia de mayor actualidad respecto a los vientres de alquiler se produjo a inicios del mes de octubre en un debate en el Parlamento Europeo. En este se aprobó un texto de directiva para prevenir y combatir la trata y explotación sexual femenina. También incluye la prohibición de la gestación subrogada a nivel europeo. Esta práctica ha sido votada a favor por los grupos ECR e ID, algunos de EPP y S&D (socialistas), mientras que los verdes y Renew (liberales) se han resistido a la inclusión de este concepto. La prohibición de la gestación mediante vientres de alquiler ha recibido 58 votos a favor, 28 en contra y 5 abstenciones.

La medida viene dada debido a que, en algunos países de la Unión Europea, la gestación subrogada es completamente legal, como en Reino Unido, Ucrania o Georgia. La postura de la mayoría de los países ha sido la de criticar esta práctica y denominarla una explotación a las mujeres.

2 comentarios en «Artículo académico de revista especializada: “De vasijas vacías a vientres de alquiler”»

  1. La decisión de Ana Obregón de seguir la última voluntad de su hijo, Aless Lequio, al optar por la gestación subrogada en lugar de la adopción, abre un debate en torno a los derechos fundamentales y las percepciones sociales sobre la formación de una familia. Su afirmación de que «una adopción no es tu sangre» revela una perspectiva arraigada en la conexión biológica y el linaje, aspectos que ella considera cruciales para honrar el legado de su hijo fallecido. Este enfoque contrasta con la posición del presentador, quien destaca la diferencia entre el derecho a tener un hijo y otros derechos considerados fundamentales, como la vivienda o el trabajo. La polémica surge no solo de la elección de la gestación subrogada, sino también de la visión de Obregón de que tener un hijo no debería ser visto como un problema, defendiendo la maravilla de la maternidad en medio de la controversia social. En última instancia, el caso de Ana Obregón plantea preguntas sobre la definición de derechos fundamentales y la complejidad ética que rodea las decisiones relacionadas con la paternidad en la sociedad contemporánea.

  2. La decisión de Ana Obregón de seguir la última voluntad de su hijo, Aless Lequio, al optar por la gestación subrogada en lugar de la adopción, abre un debate en torno a los derechos fundamentales y las percepciones sociales sobre la formación de una familia. Su afirmación de que «una adopción no es tu sangre» revela una perspectiva arraigada en la conexión biológica y el linaje, aspectos que ella considera cruciales para honrar el legado de su hijo fallecido. Este enfoque contrasta con la posición del presentador, quien destaca la diferencia entre el derecho a tener un hijo y otros derechos considerados fundamentales, como la vivienda o el trabajo. La polémica surge no solo de la elección de la gestación subrogada, sino también de la visión de Obregón de que tener un hijo no debería ser visto como un problema, defendiendo la maravilla de la maternidad en medio de la controversia social. En última instancia, el caso de Ana Obregón plantea preguntas sobre la definición de derechos fundamentales y la complejidad ética que rodea las decisiones relacionadas con la paternidad en la sociedad contemporánea.

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