Neutralidad informativa, o cuando el periodismo traspasa la línea de la justicia

Según pasan los años, cada vez es más complicado mantener la objetividad en un mundo tan polarizado y gobernado por la desinformación.

En un mundo cada vez más dividido por opiniones políticas y desinformación en línea, mucho más con el conglomerado de la tecnología invadiendo e intoxicando cada vez en mayor medida a la sociedad, la neutralidad informativa se erige como un pilar fundamental del periodismo. Garantizar la imparcialidad y objetividad en la presentación de noticias, se ha vuelto vital para la relevancia de la profesión, y la credibilidad que podemos aportar a nuestros espectadores. Pero, ¿qué precio están dispuestos a pagar algunos ‘compañeros’ por lograr mayores índices de audiencia? ¿Vale todo en una profesión en la que algunas informaciones están cargadas de escándalos y datos escabrosos que ponen en compromiso a más de uno?

Mantener la neutralidad cada vez se hace más complicado. FUENTE: https://sciencemediacentre.es/recomendaciones-para-combatir-la-desinformacion-cientifica

Lo primero que se ha de tener en cuenta es, que neutralidad informativa implica que los medios están obligados a informar de manera imparcial, sin favorecer a nadie, ocupe el cargo que ocupe, y tenga la relevancia que tenga, y la primera regla de un buen periodista es que se deben evitar propagandas políticas, entre otras, para conseguir la credibilidad y la confianza del público, pero esto provoca cada vez más obstáculos para que el periodista se mantenga firme en su posición de ser leal a esta.

Estos se enfrentan a grandes desafíos, como la polarización política, que provoca en la sociedad una división y una controversia hacia los medios, si las noticias que estos ofrecen no son acordes a sus ideologías, y el mero hecho de informar, a veces se convierta en un conflicto de intereses entre los partidos políticos. Esto nos lleva al segundo, y seguramente más importante aspecto a tener en cuenta: la presión económica. Los magnates que gobiernan la sociedad, y los dueños de grandes empresas, muchas de las cuales financian a medios de comunicación obligan a estos a trazar unas líneas editoriales bastante rectas y que no permiten desviarse de ellas en ningún momento.
Esto, a su vez, provoca el malestar de la audiencia, quien observa como los poderosos son intocables, y a los que la neutralidad informativa también debe poner en tela de juicio, no sin antes conocer su opinión sobre informaciones que les atañen.

El gran enemigo al que nos enfrentamos cuando queremos llamar la atención del público se llama desinformación.
FUENTE: https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20200703/482021984534/noticias-falsas-bromas-deepfakes-redes-sociales-desinformacion.html

Esto conduce a otro gran problema que se ha expandiendo cada vez con mayor fuerza con el paso del tiempo: la desinformación. Un gran porcentaje de las noticias que leemos cada día tienen un riesgo fuerte de ser falsas. Y las noticias que surgen a través de esa información, un porcentaje aún mayor. Un periodista está en su derecho de verificar toda información, y asegurarse que no hay nada engañoso, porque las consecuencias pueden ser fatales. Lo mismo pasa con las presiones externas o los sesgos propios de cada uno, ya que estos pueden obligar, de manera directa o indirecta, a manipular una información, ya de por sí comprometida, y que ponen en peligro la credibilidad y la reputación de quien escribe.

Por ello, lo más normal y que sería más justo sería mantener la ética periodística, y así mantener la imparcialidad y evitar los consiguientes conflictos de interés. Esto, sumado a una verificación de los hechos para que la información sea objetiva, una transparencia visible y legible que se antoja esencial en cualquier medio de comunicación y la toma correcta de decisiones, así como una independencia editorial y hacer oídos sordos a presiones externas y cantos de sirena en forma de billetes, o amenazas en forma de denuncia hacen que la neutralidad informática se convierta en una pieza clave a la que los medios deben aspirar, aunque esto implique luchar contra todo y contra todos, pero mucho más importante es mantener viva la integridad del periodismo y la confianza de la audiencia, que es por la cual nos mantenemos vivos.

Y como última aspiración a la que se debe hacer frente, debemos adaptarnos a la nueva era, reafirmar el compromiso con las tecnologías y así conseguir la aprobación de la sociedad, porque a pesar de que quieran callarnos, lo principal es que la verdad siempre prevalece. Por encima de todo.

Álvaro Fernández // Jorge Gutiérrez López

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