La doble cara de Operación Triunfo

El fenómeno musical vuelve a retransmitirse, pero esta vez a través de la plataforma de Prime Video

La academia de operación triunfo vuelve a abrir sus puertas a 16 nuevos concursantes que deberán enfrentarse a un reto cada semana. Este año es presentado por la ex concursante Chenoa y Noemi Galera continúa ejerciendo el papel de directora y madre de la academia.

El programa dura 3 meses, en la que los concursantes se encuentran encerrados en una academia sin tener contacto ninguno con el exterior, solo saben lo que ocurre allí dentro. Estudian y preparan una canción cada semana para defenderla en una gala cada lunes a las 22h, frente un jurado. Cada semana se va un concursante, tras ser previamente nominado por el jurado, y es el público quien decide que concursante se queda.

Pero lo más característico de este programa es su canal de 24h. Los concursantes son grabados y escuchados todas las horas del día salvo en zonas como la habitación, las duchas o los baños. Este directo se retransmite en YouTube desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche. A pesar de que se cierre el directo a esa hora para los espectadores de YouTube, ellos continúan siendo grabados y esas imágenes luego las suben a su propio canal de la plataforma o se ponen en las galas.

Una medida que lleva el entretenimiento a otro extremo. A pesar de ser una academia musical, una oportunidad de sacar nuevos artistas al mercado y de tener clases como técnica vocal, interpretación o baile. No dejan de ser expuestos a los ojos de un público tan amplio que se extiende desde España hasta América Latina.

Sin duda un escaparate de doble filo, ya que son adorados por un montón de gente que tras su concurso serán las personas que consuman su música. Pero a su vez, el odio y los mensajes ofensivos a los concursantes en redes sociales sobrepasan lo moralmente ético.

En redes sociales como Twitter, el fandom de OT mide cada palabra, expresión o movimiento de los concursantes. Se crean parejas de fantasía sin importar si tiene pareja fuera o no. Se critican cualquier comentario sea bueno o malo. Y lo peor de todo, es la desinformación que se transmite. La cantidad de bulos e imágenes editadas que se transmiten por redes para tachar a concursantes en concreto.

Esta desinformación se propaga tan rápido que ha llegado veces en la que Noemi Galera piensa que ha ocurrido en realidad y acude a ver si es cierto en el directo, para luego descubrir que ha sido inventado por los fans.

Si por algo se caracterizan los espectadores y fanáticos de este programa es por ser una gran masa de gente, y a su vez de ser en su mayoría muy tóxicos. Esto se debe a que en muchos casos cegados por su favorito cargan contra otros concursantes, menospreciando su talento o criticando cada acto.

A veces a estas personas se les olvida que juzgan a jóvenes de 18 a 25 años que son grabados 24h al día, encerrados en una academia e incomunicados. Sin tener conciencia de que está ocurriendo en el exterior. A pesar de ser conscientes en dónde están entrando, la realidad disipa bastante, ya que todos los concursantes que pasan por la academia describen la experiencia como algo que solo los que lo han vivido saben realmente como se siente. En definitiva, no deja de ser un programa de talentos donde los jóvenes se exponen a la opinión pública, solo que 24h sin descanso.

Fdo: Raquel García, Miguel Velázquez y Paula Carbayeda

1 comentario en «La doble cara de Operación Triunfo»

  1. Las redes sociales son un componente básico para los fanáticos de los programas televisivos y sobre todo, en los casos de programas de telerrealidad. Operación Triunfo es un programa seguido por masas tanto de adolescentes, como de personas más adultas. Todos los concursantes del programa, antes de participar en él eran figuras anónimas, se enfrentan a una presión mediática a la que no están preparados cuando salen de la academia.

    Las personas que son conocidas como «haters» no tienen la conciencia necesaria como para saber lo que pueden llegar a afectar este tipo de comentarios a la salud mental de los participantes. Además, la presión mediática no ayuda a la masificación de ideas o rumores sobre los propios concursantes que se pueden ver instigados por la cantidad de comentarios que reciben diariamente, ya sean positivos o negativos.

    Por Carlota Bayo Agudo, Patricia Carballo Nieto y Mario Fernández Rodríguez

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