De ruedas de prensa a declaraciones institucionales

Las ruedas de prensa sin preguntas y los vetos a periodistas y medios de comunicación limitan la libertad de prensa y el derecho de los ciudadanos a poder informarse.

FCO. JAVIER ÁLVAREZ, CAMINO ARANZANA Y MARIO AZCONA

El periodista abre el correo electrónico de su medio de comunicación. Asunto: “convocatoria a rueda de prensa”. “Por fin voy a poder hacer preguntas a este político”, piensa. Sin embargo, sigue leyendo: “solo se permitirán medios gráficos”. Entonces piensa, “esto no es una rueda de prensa, es grabar un discurso”. Pues en esto se está convirtiendo la costumbre.

Hace unos días, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) denunció las ruedas de prensa sin preguntas, así como la “frecuente y progresiva limitación del número de preguntas en las ruedas de prensa”. En el comunicado, al que se sumó rápidamente la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), los periodistas rechazaban la “práctica de convocar a los periodistas a actos en los que no se les permite realizar preguntas, pese al interés informativo de los mismos y a su trascendencia”.

Con todo ello, denuncian que esta forma restringe de una forma evidente la “libertad de información”, y reclaman a los directivos de los medios de comunicación que “expresaran su disconformidad” y “que los periodistas no acudieran a las convocatorias en que se impide la realización de preguntas o se limita considerablemente su número”.

Esta práctica se está convirtiendo en algo habitual, lo cual evidencia un problema en nuestro sistema democrático. Los periodistas denuncian que los responsables políticos en democracia tienen el deber de “someterse a las preguntas de los medios de comunicación”, más aún cuando estos son abanderados de la aún difícil “transparencia”. De esta forma, los periodistas no pueden ser “figurantes para la puesta en escena” de los diferente actos políticos e institucionales. Esa no es su función. Tienen que ser incómodos. Pero si no preguntan, esta tarea se complica.

Y si no es una rueda de prensa, ¿cómo lo llamamos? Pues es muy sencillo, ahora lo llaman, “declaración institucional”. ‘Declaración’ según la RAE se define como la “Manifestación o explicación de lo que otro u otros dudan o ignoran”. En otras palabras, “hacer público” lo que desde el poder político se hace. Pero claro: ¿a quién le gusta contar las cosas malas que uno hace? Una declaración institucional se define de forma sencilla: esconder lo que gusta y avistar lo que no gusta. De esta forma, limitamos la capacidad del cuarto poder para indagar, y con ello, el derecho a la información de toda la ciudadanía.

Los periodistas madrileños denuncian en el comunicado varios ejemplos de esta limitación solo en un día. El 24 de octubre, durante la mal llamada rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, concedió únicamente tres turnos de preguntas. Por otro lado, durante la presentación a la prensa del pacto alcanzado por el PSOE y Sumar para apoyar al candidato socialista a la investidura como presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, “los periodistas no pudieron emitir preguntas ni a Sánchez ni a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, sobre cuestiones relacionadas con ese pacto”. Propaganda. Como dato curioso, los periodistas ya denunciaron esta situación hace cuatro años durante la presentación del programa de Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. De nuevo, “los líderes de ambos partidos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, respectivamente, solo se admitió la presencia de gráficos”. Propaganda.

Todo esto no es ni algo nuevo ni una cosa exclusiva del gobierno. Desde todos los partidos políticos se produce este menoscabo a la libertad de prensa. Por ejemplo, el año pasado, las asociaciones de periodistas denunciaron la decisión del presidente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, de no dar opción a plantear preguntas durante su comparecencia de balance de curso. Lo calificaban de “falta de respeto a la ciudadanía” y vulneración de los “derechos a la libertad de prensa e información”, tanto para “quienes cubren la información como para los medios de comunicación y los destinatarios de las noticias”.

Las asociaciones de periodistas llevan años denunciando la ruedas de prensa sin preguntas. Lanzaron la campaña #Sinpreguntasnohaycobertura no solo en relación con los gobiernos, sino también “de cualquier partido político o fuente informativa”. Y es que, como explican, “los periodistas y los medios tienen la función de mantener informados a los ciudadanos en cumplimiento del mandato constitucional del derecho a la información”, establecido en su artículo 20. “El deber de los responsables políticos es someterse  al escrutinio de la opinión pública a través de los medios de comunicación, en el marco del respeto a la libertad de expresión y  a dicho derecho de información”, afirman. Por eso, denuncian que las limitaciones de preguntas o su eliminación en las ruedas de prensa y compadecías “obstaculizan” su labor.

Una situación acrecentada durante la pandemia

La llegada de la COVID-19 supuso una situación de crisis en el mundo sin precedentes. Ante tal situación, la necesidad de informar a la población sobre aquello que estaba sucediendo era de vital importancia. Durante las primeras ruedas de prensa, las comparecencias de los políticos se realizaban sin la presencia de los periodistas. Los periodistas españoles reclamaron en un manifiesto titulado “la libertad de preguntarruedas de prensa libres y sin filtro previo. Las asociaciones explicaban que “con España en estado de alarma, el Gobierno disfruta de unos poderes muy superiores a los normales, por lo que es importante que la prensa realice su labor de control, más aún cuando el Parlamento ha limitado enormemente su actividad”. De hecho, durante la pandemia quedó patente la necesidad del cuarto poder, el periodismo, para controlar al ejecutivo. Finalmente, al igual que el resto de países de nuestro entorno, el gobierno permitió a los periodistas participar en las ruedas de prensa por videoconferencia y preguntar directamente a los miembros del gobierno.

Listas negras y vetos a medios y periodistas

Sin embargo, los ataques a periodistas desde el poder político se acentúan durante los últimos años. La extrema derecha española representada en el partido político Vox ha vetado sistemáticamente a determinados medios durante sus comparecencias, de hecho, hasta elaboró listas negras para no atender a medios como “eldiario.es, El País, El Mundo, Infolibre, Público, La Marea, El Plural, El Español, Ctxt y los programas El Intermedio y Todo es Mentira”. En 2019, por primera vez Vox impedía que varios medios cubrieran desde su sede la noche electoral de las elecciones generales del 10N. Entre las cabeceras denominadas “no afines” se encontraban eldiario.es, El País, la Cadena SER y Huffington Post. De  hecho, El País calificaba este veto como “obstruccionismo democrático”.

Vox desoyó la resolución de la Junta Electoral Central (JEC), que explicaba que debe prevalecer “la libertad de información y el pluralismo informativo”, y por ello, Vox no podía impedir a los periodistas asistir a sus actos electorales. Meses más tarde, el Tribunal Constitucional emitió una sentencia que establecía que no cabe que las formaciones políticas discriminen entre los medios de comunicación”. Explica que solo con “libre acceso” a sus actos de campaña, los medios informativos pueden cumplir con la exigencia de “proporcionalidad y neutralidad informativa” que exige la LOREG durante las elecciones. De hecho, este año se ha Vox intentó vetar en un primer momento a los medios de Prisa, algo que finalmente no sucedió debido a la intervención de la JEC.

Un problema del periodismo y la democracia

“¿Qué pinta un periodista en una «rueda de prensa» en la que no puede preguntar?”, se pregunta la periodista Malén Aznárez en su artículo Ruedas de prensa sin preguntas. Las ruedas de prensa se han convertido en una “conferencia de prensa se encuentran con la lectura de un comunicado, seguido de un inapelable «no hay preguntas» del protagonista de turno”, denuncia. Al final el político logra su objetivo: difundir un mensaje sin el momento incómodo de ser interpelado.

Marta García Aller, en su artículo Así no cuela: sin preguntas es propaganda, explica cómo en los últimos 10 años esta situación se ha normalizado. “Periodistas de atrezo”, denuncia, que en ocasiones ni son necesarios, ya que los partidos directamente cuelgan un tweet “saltándose el intermediario. Además, la periodista entona también el mea culpa, denunciando que “puede que también haya algo de pereza y mucho de ahorro de costes cuando los medios acceden a tanto contenido ‘online’”.

Sin preguntas no es periodismo”, escribe García Aller. En efecto. El periodismo no puede dejar de ser incómodo. El periodismo no puede ser correa de transmisión. El periodismo no puede aceptar los chantajes y presiones. El periodismo no puede dejar de ser el cuarto poder. Porque si todo esto pasa, tendrá un resultado: el empeoramiento de la calidad de nuestra democracia.

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