Los medios sobrepasan los límites de la privacidad

Álvaro Prieto era un joven de 18 años que murió electrocutado en las vías del tren, según refleja la autopsia expuesta por profesionales del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Sevilla.

La desaparición del joven se produjo en la Estación de Tren de Santa Justa (Sevilla), donde el joven intentó, sin conseguirlo, coger un tren en dirección a Córdoba, su ciudad de residencia, ya que no tenía batería en el móvil y no pudo enseñar su billete. Probó a saltar las vías y colarse en el tren, pero los trabajadores de Renfe, le impidieron el paso. Abandonó las inmediaciones de la estación y horas más tarde se perdió su rastro. Tanto familiares como amigos denunciaron su desaparición. La Policía Nacional y la Guardia Civil se volcaron en su búsqueda sin acierto.

Fueron muchas las especulaciones de los medios, muchas de ellas intolerables, como ésta que se muestra a continuación:

En este programa, una colaboradora expone que según sus informaciones Álvaro se encuentra en casa de un amigo durmiendo y que tiene que aparecer. Añade además “que se le ha ido de madre la juerga”. Estas declaraciones son inaceptables por parte de un periodista y que para más inri trabaja en un medio público como es TVE. Estas informaciones tienen que ser veraces y las fuentes deben ser contrastadas.

El cadáver de Álvaro Prieto es encontrado entres dos vagones de un tren que se desplazaba cerca de la Estación donde desapareció tras cuatro días de búsqueda. El cuerpo es encontrado en directo por una cámara de RTVE, que emite las imágenes en vivo a la audiencia en un programa del canal de La 1. Un reportero in situ cuenta lo que ve y lo muestra en televisión. Esta circunstancia queda totalmente prohibida y así mismo lo recoge el propio código deontológico de RTVE.

Aquí se muestra una parte del manual de estilo de la propia cadena:
Artículo 1.1.3.2: “RTVE, cuando deba difundir información sobre situaciones dramáticas, deberá armonizar los intereses informativos con la obligación de evitar el dolor innecesario tanto a víctimas como familiares”.

Apartado de Dolor Privado: “El derecho a la intimidad debe ser especialmente respetado en los casos de desgracia. El dolor de las víctimas es un sentimiento privado”.

Apartado de Imágenes especialmente duras y/o dramáticas: “Reproducir imágenes de gran impacto por su valor visual no está justificado en RTVE”.

Añade también en el aparatado de Detalles: “Los primeros planos de cadáveres son siempre innecesarios. Debemos describir el horror sin causar daño a sus víctimas”.

Todo esto lo incumplió la cadena en el momento que emite las imágenes del cadáver del joven, mostrando en directo unas imágenes innecesarias y dolorosas para la víctima y familiares/amigos. Un acto que empaña la labor del periodista y el ejercicio del periodismo.

Horas más tarde, el programa emitió un comunicado reconociendo su error por mostrar en directo esas imágenes tan dañinas: “Imágenes que no deberían haberse emitido nunca y que han sido retiradas de la emisión digital del programa” y pidiendo perdón a las víctimas: “Reiteramos nuestras disculpas a la familia de Álvaro Prieto”. A continuación, el vídeo:

Además, la propia cadena se volcó en otro comunicado:

RTVE lamenta profundamente las imágenes emitidas esta mañana en directo en el programa “Mañaneros” sobre la desaparición de Álvaro Prieto, que nunca deberían haberse emitido”.

“RTVE ha procedido a abrir una investigación interna”, añadieron.

Otro medio de comunicación que no ha sido ético ha sido el periódico El Mundo, que en la portada de su periódico ha puesto esta foto que se muestra a continuación:

La imagen más grande de la portada es la de dos policías con el cadáver del joven Álvaro Prieto entre los dos vagones del tren. Totalmente innecesaria, que solo puede causar dolor a las víctimas y que no aporta una información relevante.

El propio Libro de Estilo del periódico El Mundo dicta lo siguiente en el Capítulo 7, Apartado B) Límites en la obtención de informaciones, número X: Imágenes: “Cuándo nos debemos plantear no publicar una fotografía: cuando su valor resida sólo en un morboso impacto visual, cuando hiera la sensibilidad y no aporte apenas información o cuando aumente el dolor de los familiares de las víctimas”.

En este caso se ha vuelto a ver empañada la labor de los medios de comunicación y de los periodistas, donde muchos de ellos no han estado a la altura de la profesión. Es muy importante respetar los códigos deontológicos del periodismo para hacer un buen trabajo social.

Realizado por: Marcos Faura, Adriana Díez, Alba Gutiérrez.

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