La manipulación informativa abarca mayor terreno con el paso del tiempo, y tiene trastornada a la sociedad, quien cada vez tiene menos confianza en los medios.
Distorsionar, ocultar, presentar información errónea con la idea de manipular a la audiencia, mostrar datos según la conveniencia de algunos, sesgar informaciones o suprimir lo que interesa a unos cuantos es, hoy en día, más frecuente entre las noticias del día que el hecho de predicar con la norma básica del periodismo: La verdad. Esta conspiración ha llegado a unas cotas enormes, y más teniendo en cuenta el auge de la tecnología, la desinformación y el morbo, lo que junto forma una conspiración que cada vez provoca mayor desconfianza y polarización contra los encargados de transmitir estas informaciones, que quedan en entredicho ante sus voraces críticos.
Pero esta cadena de intereses no puede dejar de funcionar, ya que todos se necesitan entre sí. Los medios necesitan financiación, sus jefes deben limpiar su historial gracias a los favores políticos que puedan recibir, y el gobierno en este caso necesita tener buena prensa, a pesar de que estén hasta arriba de barro. Todos ganan. Bueno, todos no…
La manipulación de medios es un tema que podría tener un debate eterno sin ninguna resolución concluyente, más allá de los valores que los medios tengan o les dejen tener. Los medios son un intermediario con mínima influencia interna, pero enorme externa. En otros países directamente no se esconden. Los medios están controlados por el gobierno, quien decide lo que se publica y lo que se censura, y donde la cobertura independiente de noticias es nula. A esto hay que sumarle la financiación gubernamental, a cambio de una influencia positiva.
Si este proceso se tuerce en algún momento, llega el momento de las amenazas, represalias, presiones, denuncias, e incluso se puede llegar a la violencia en casos extremos, lo que afecta a la capacidad de los medios para informar objetivamente. La pescadilla que se muerde la cola.
Como decía antes, lo habitual para coaccionar a los medios suele ser cooperar con los financiadores de estos, grandes empresas o magnates que poco tienen que ver con la comunicación, pero que dentro de su imperio cuentan con la suficiencia para abarcar interesadamente un grupo de comunicación, y que, por supuesto, tiene una notoria conexión con los grupos políticos, quienes les facilitan acuerdos en sus negocios a cambio de unos diversos favores, entre los que se encuentran el sesgo, o la supresión de información perjudicial para sus intereses.
Las elecciones, el mejor ejemplo
Si hay un momento en el que los poderes políticos necesitan buena prensa, dar buena impresión, venderse adecuadamente, sin errores, sin fisuras, con claridad y poniendo buena cara a todo es el proceso electoral. Entonces, cuanto mejor sea la impresión que den y cuanto mejor se hable de ellos, mayor probabilidad de conseguir sus objetivos políticos tendrá. Y claro, la ayuda de los profesionales de la información se antoja indispensable para ello. Y lo mejor de esto es que siempre lo hacen de la misma manera.
Aquí entramos de lleno en la manipulación de datos. Un tema delicado e importante, con un gran impacto en la percepción pública y la toma de decisiones del público ansioso de saber por dónde van a salir los candidatos y si van a cometer algún fallo, por insignificante que parezca.
ÁLVARO FERNÁNDEZ – JORGE GUTIÉRREZ.